sábado, 11 de noviembre de 2017
Las impresionantes fiestas de la Bauhaus
En esta ocasión, os hablaré de las alocadas y disparatadas fiestas que se realizaban en la Bauhaus, algo muy popular entre la juventud de la época. Sucede durante la década de 1919 en adelante, durante la república de Weimar, tras la primera Guerra Mundial.
Es entonces cuando se funda la Bauhaus, por Walter Gropius: una escuela vanguardista de diseño, artesanía, arte y arquitectura, con carácter expresionista. En ella, se exigía a sus paritculares alumnos algo más que una vida correcta y un buen desempeño académico.
Para ser admitido en sus talleres, era necesario un temperamento animado, una mente creativa, imaginación,.. Daban la misma importancia a la vida nocturna que a la diurna. Lo más importante de estos festejos alocados y desatados era contar con un disfraz espectacular, que desatara tanto el espíritu festivo como el talento en el diseño. Tenían una grandísima importancia los talleres, ya que todo lo necesario para realizar las fiestas, ya fuera vestuario, escenarios, decoración, hasta los propios instrumentos, eran fabricados por ellos mismos, con curiosos diseños que probablemente nunca se habían visto antes. Tocaban Jazz, bailaban,..
Además de las cuatro principales celebraciones “oficiales” como: en primavera la fiesta de los farolillos, en verano el solsticio, en otoño la fiesta de las cometas, y en invierno la Navidad; cada mes tenía lugar un baile de disfraces. No poseemos demasiadas fotografías, pero con las que contamos nos dan una idea de las fantásticas creaciones que estos jóvenes lograron realizar.
Una de dichas fiestas era La Fiesta Blanca, que era muy característica porque la peculiaridad era que tenían que ir pintados en dos tonos de blanco únicamente, donde sólo se permitían los lunares, los cuadros o las rayas, tanto para los disfraces como para todos los espacios decorados.
Por último cabe destacar la última fiesta de la Bauhaus que se realizó en Weimar, ya que más tarde se trasladaría a Dessau, y por ello pusieron todas sus ganas y empeño en La fiesta Metálica:
La idea original era celebrar una “Fiesta de las campanas, los timbres y los cascabeles”, pero la ampliaron a “lo metálico”. En una noche extremadamente fría de febrero, la escuela brillaba como una fábula de brillo metálico. La decoración era soberbia: muros reflectantes con hojalata, fruteros de color latón en el techo, una cantidad enorme de bolas de Navidad, y timbres por todas partes, así como una escalera musical que al pisar cada escalón emitía un tono diferente... Los invitados llegaban a la sala deslizándose por un tobogán de metal y esta peculiar entrada, acompañada por un toque de clarines de la orquesta, llevaba al recién llegado más allá del mundo de sus experiencias. No se hacía ninguna distinción entro los invitados. Incluso el alcalde de Dessau, fue recibido de este modo. Una hojalatería abastecía a los invitados con todo tipo de herramientas. Os dejo otra serie de fotos, que aunque no son demasiadas también nos sirve para hacernos una idea de cómo sería una de las fiestas más importantes de la Bauhaus:
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